30.1.08

1
Habito en el cuarto de las patas rotas. Lo noté hoy. Al mirar la mesita que sostiene a la tele que a su vez le falta un botón. Del perchero con base para guardar los paraguas que le falta una pata y se sostiene del muro limpísimo. Vacío. Habito y me pregunto si no me he roto la pata. Si he mutilado una parte de mi cuerpo. Habito. Me pregunto. Veo mi ombligo. Ya no es tan largo, quizá. Veo mi pene, carece ahora de prepucio. Eso. Seguro eso. Habito. Colmo el espacio libre con humo como no lo hacía en años. Me desdoblo y me apropio. Me habito porque aun soy ajeno a este sitio. Me miro en el espejo y no me reconozco. Me mudo.
2
Escucho la radio cómo no lo hacía desde la adolescencia. Escucho y me pierdo. Me vuelco. ‘Dance me to the end of love’. Recuerdo. Mi memoria no me da tregua. Todo. Cada detalle, voz, olor, todo. Dance me to the end of love. Mucho más.

3
La radio deja de sonar y comienzo, sin querer, a pensar en una canción formidable. Imprescindible en mis oídos. La recuerdo en imágenes. La recuerdo.
Me han dicho que es un talismán. No lo sé. Lo cierto es que me resulta imprescindible.

: Standing outside a broken phonebooth with mmoney in my hand.



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