8.1.09

Escopeta para elefantes

2.1

Odia su memoria en toda una variedad de matices. La rabia, por ejemplo, la conjuga en todo lo referente al sexo. Lo envuelve la rabia cuando lo recuerda.

Está imposibilitado para sentir placer alguno. Del sexual ni hablar, en su memoria es apenas una disposición de objetos alineados de tal forma que parezca al sexo común, como el que tú o cualquier otro pudiera sostener. Para él, coger y la idea misma del deseo no le excita en lo más mínimo. Es como un perro atado, en donde el placer, sexual y de cualquier tipo, se encuentra unos metros más allá de los que su cadena alcanza.

Él es un perro rabioso cuando de sexo se trata.



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1 comentarios:

Marlenne Magallanes dijo...

No sé de que se trata, quizá de una inspiración iracunda que sólo llega de vez en cuando, por eso no escribes muy seguido, pero cuando lo haces... Llega.